Algo muy importante a la hora de hacer un retrato es la relación que pueda existir entre el fotógrafo y el modelo a retratar.
Lo primero en lo que nos debemos de preocupar cuando vamos a hacer un retrato, es en crear empatía con el o la modelo. Cuando se llega a cierto nivel de confianza es cuando recién empiezan a salir las mejores imágenes. Aquí está la maña del fotógrafo para poder lograrlo. Cuando no conocemos a la persona a retratar, es aconsejable reunirse con ella antes de la sesión, ya sea en días previos o dedicándole algunos minutos antes de empezar a fotografiarla, de esta forma iremos generando una confianza y relación fotógrafo-modelo que luego se verá reflejada en los resultados.
En la época de los carretes (o rollos) cuando cada fotograma tenía un coste, un profesor que tuve nos comentaba que los primeros disparos los hacía con la cámara vacía. No se si sería verdad, pero al menos era una buena metáfora porque las primeras imágenes suelen ser fotos perdidas. Solo sirven para que el modelo (y en muchos casos, el fotógrafo) se vaya soltando.
Estará en la destreza del fotógrafo lograr crear un ambiente favorable y que el retratado se suelte, sobretodo cuando son modelos sin experiencia. Una vez que se logre esa confianza, tendremos casi aseguradas unas buenas imagenes. Aquí está la habilidad del fotógrafo, en convertirse en psicólogo por un momento.