Me ha pasado en varias ocasiones, que empezando un curso se me acerca un alumno para preguntarme qué nuevos accesorios para su cámara se puede comprar. Yo siempre les digo que se esperen, que las necesidades surgirán a lo largo que vayan aprendiendo, pero mientras, le saquen partido a lo que ya tienen.
Por otro lado, una buena foto no la hace el equipo fotográfico, sino que la hace el fotógrafo. A veces nos sucederá que no tenemos a la mano el accesorio que nos hace falta en ese momento, pero debemos ingeniarnos para lograr el mejor resultado posible.
Hace unos días me sucedió que estaba haciendo unas fotos para un restaurante y me pidieron que haga algunas fotos de sus platos, pero ese día por algún motivo no llevé un reflector (rebotador) y necesitaba reflejar la luz en contra que entraba por la ventana. Además, la decoración, por la temática del lugar, era oscura y las paredes estaban pintadas de negro, por lo que absorbía toda la luz; busqué a mi alrededor y lo único que encontré fue un mantel, así es que éste se convirtió en mi reflector.
Aquí les muestro el resultado de un par de fotos hechas sin y con el reflejo del mantel como luz de relleno (las imágenes están tal cual se dispararon, sin ningún ajuste en el revelado).
Así es que para la próxima, les aconsejo que si no tienen el accesorio que necesitan en ese momento a la mano, se fijen a su alrededor, que probablemente allí lo encuentren 😉